miércoles, 5 de octubre de 2011

DOBLE TRAICIÓN CATÓLICA (y II)

La segunda traición católica es haber convertido el Camino de Jesús de Nazareth en una Religión. En el tribunal de la defensa de mi tesis doctoral en Teología Moral se encontraba el Prof. Juan Mateos, magnífico teólogo orientalista del Instituto Oriental de Roma. En su libro Cristianos en fiesta afirmó que la religión es una hojarasca de deberes y obligaciones. Pensé mucho en la afirmación de mi amigo, el Prof. Mateos. Fue cuando caí en la cuenta que Jesús de Nazareth no había sido fundador de ninguna religión, ni de ninguna “iglesia” en el sentido que hoy le damos a este término. Jesús quiso mostrar un Camino nuevo, absolutamente nuevo, de ir por la vida. Eso sí, manifestó claramente que la mejor forma de caminar ese Camino era perteneciendo a una Comunidad de iguales, es decir, de hermanos unidos por el amor operativo al único padre Dios y a todos los seres, amor del que se dice que “obras son amores y no buenas razones”. Sin embargo, una religión es un sistema rígidamente jerarquizado, de creencias, de teorías teológicas, de prácticas rituales y de leyes morales con el que la clase pontifical pretende re-ligar a los seres humanos con lo divino y con lo sagrado. Fue Lucio Lactancio, escritor y apologista del siglo III/IV, quien propuso este significado del término religión como re-ligación de la persona con Dios, dentro, eso sí, de una estructura jerarquizada, donde todo está bien atado por la autoridad y por el dogma y donde la obediencia a la cúpula sacerdotal es la piedra angular del edificio. En la re-ligión, incluso el amor, si no está sometido a la obediencia jerárquica, se rechaza…Toda re-ligión se apoya en dos supuestos fundamentales: el primero, está creada por el verdadero Dios en contra de las otras religiones que son falsas; el segundo supuesto, ese Dios verdadero inspira su voluntad a un intermediario a quien inviste del poder divino y éste, a su vez, se rodea de un grupo de subordinados a quienes hace partícipes de algunas parcelas de su poder delegado por Dios (clérigos), los cuales tienen la misión de “pastorear” al pueblo (laicos). Cuando muere el primer intermediario o fundador se instaura una férrea línea sucesoria entre los miembros de la casta sacerdotal. Con estos dos supuestos, se entiende que las religiones dividen a la humanidad, cada una considera falsas a las demás, cada una se sustenta tras su castillo dogmático, siendo imposible el auténtico diálogo interreligioso, mucho menos su unión. Las religiones son estructuras de poder político-económico y mágico-religioso.


Lo que Jesús de Nazareth creó no fue en absoluto una religión. No creó de parte de Dios una estructura jerárquica sacerdotal con autoridad sobre el pueblo, no creó ningún cuerpo teológico ni tampoco ningún ritual litúrgico. Precisamente por rechazar las estructuras de poder religioso y político, fue condenado a muerte por dos Sumos Pontífices, el romano y el judío. Jesús de Nazareth propuso un Camino, un nuevo Camino y una nueva forma de Caminar en este mundo, de manera que también surgiera un nuevo mundo. El propio Jesús caminó como proponía que caminásemos todos, se ofreció como testimonio y por ello dijo “Yo soy el camino…” Los primeros cristianos entendieron perfectamente la voluntad de Jesús y empezaron a hacerse iguales , a salir del amor étnico, racial y clasista y amar con amor universal incluso a los enemigos, decidieron que entre ellos no podían haber clases basadas en el mayor o menor poder económico, decidieron ser valientes en su nuevo Camino hasta la muerte, respetaban a los ancianos, apóstoles, obispos que les recordaban las palabras de Jesús. Pero, fueron precisa y paradójicamente los obispos los que cayeron en la tentación del poder y convirtieron el nuevo Camino de Jesús en una vieja religión. Es fácil ver que el actual Papa no es un caminante cristiano que camine en igualdad y en amor operativo el nuevo camino de Jesús, junto con los otros caminantes; sino, en todo caso, un privilegiado viajante católico, que se reúne desde su trono monárquico, desde sus malabarismos teológicos y desde su egregio pontificado y jefatura de Estado con los laicos, que son el pueblo sencillo y sufrido, los hijos predilectos de Dios. ¡A partir de Constantino, quizás incluso algo antes, los obispos cambiaron Camino por Religión ¡Fue la segunda gran traición contra Jesús de Nazareth! ¡Y desgraciadamente hay más…!

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