martes, 17 de enero de 2012

Reflexionando sobre Jesús de Nazareth y la iglesia católica

Permítanme que en esta reflexión en alta voz me dirija, especialmente, a los seguidores de Jesús de Nazareth, a esos cristianos fieles, honestos y coherentes. Quiero aclarar, desde el comienzo, que quien esto escribe no se considera cristiano fiel, honesto y coherente; pero tampoco soy católico, ni moderado ni fundamentalista. Soy, eso sí, un sincero estudioso y admirador de Jesús de Nazareth, de su persona y de su mensaje, por ese motivo hice el doctorado en Teología Moral en la Universidad Gregoriana de Roma. Soy un hombre que frecuenta los templos en busca de silencio para meditar y siento mucho que el obispado católico mantenga los templos cerrados casi todo el día, apenas se puede ir ya a meditar a un templo, sólo a participar en la Misa. Además, cuando en ocasiones especiales asisto a una celebración eucarística, procuro participar en lo poco que queda allí del recuerdo de Jesús, me refiero al rezo del Padre nuestro, al abrazo de paz y comer el pan y beber el vino en memoria de Jesús y en señal de unidad. Soy un asiduo lector del Nuevo Testamento y de teólogos libre-pensadores. En definitiva, me considero un hombre espiritual y solidario, aunque no ya religioso. A estas alturas ya no creo en Dios, gracias a Dios, porque las creencias son formas primeras y elementales de percepción. Ahora, ya en los setenta años de edad, no soy creyente en Dios, sino que lo experimento y lo siento como el SER UNO del que formo parte.




En estos días de Navidad, Noche Vieja y Reyes he estado en casa aquejado por una severa gripe. He pasado mucho tiempo en introversión y en otras ocasiones me volví más televidente que de costumbre. He podido comprobar lo poco, lo cada vez menos, que se habla de Jesús en Navidad, siendo precisamente ésta la fecha del recordatorio de su nacimiento. En realidad son cada vez menos los ciudadanos que celebran conscientemente en Navidad el cumpleaños del Maestro Jesús. Apenas se recuerda su historia, ni se hace memoria de su mensaje. La Navidad ha sido completamente abducida por el SISTEMA CAPITALISTA y por la cultura del consumo compulsivo. El anciano regalador que viene en trineo desde Laponia, vestido de rojo y blanco por la Coca-Cola, ha eclipsado la memoria del nacimiento de Jesús de Nazareth. Los seguidores de Jesús tampoco han luchado para mantener y reavivar la conciencia navideña cristiana. ¿Recuerdan aquello de que los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz?... Yo pensaba, en la soledad de mi gripe, que precisamente en esta profunda crisis de civilización que asfixia a la sociedad internacional, el proyecto social y espiritual de Jesús de Nazareth es la gran solución, déjenme decir que la única. Sólo que, al igual que hace más de dos mil años, los políticos, los usureros (banqueros de entonces) y los jerarcas religiosos harían lo imposible por eliminarlo.



También he podido ver, a través de la TVE, hasta indignarme, el boato y la pompa imperial de las apariciones papales navideñas en el Palacio Vaticano, desde donde el recuerdo integral del Maestro Jesús se me hace imposible por lo contundentemente incoherente del escenario y de su principal protagonista. El nacimiento situado en la Plaza de San Pedro marca el profundo contraste y la insoluble incoherencia entre el escenario original de Belén y el escenario actual del Estado Vaticano y, sobre todo, entre los dos protagonistas: Jesús de Nazareth y el papa.



Por ello soy, también, un profundo indignado con los católicos, de forma muy especial con el papado por la imperdonable traición que, siglo tras siglo, han perpetrado, a la luz del sol, contra la persona y el mensaje del que consideran su Maestro y su Dios, Jesús de Nazareth.

Aunque ya en vida de los apóstoles se observaron algunas conductas desviadas en el grupo de los seguidores de Jesús, siempre referentes, para no variar, a la ambición de poder y a la avaricia de dinero, fue en el siglo IV cuando asistimos a un acontecimiento que revolucionó al mundo: el Emperador Constantino y, después de su muerte, su hijo Teodosio el Grande, hacen “la gracia” de reconocer a la nueva religión cristiana y de declararla religión imperial, religión del Estado, la dotan de una estructura jerárquica monárquica y le conceden el derecho a tener patrimonio, el derecho a acumular propiedades.



A mi juicio, podríamos decir que fueron cuatro las traiciones más fundamentales que, ya desde ese siglo IV, se han ido realizando contra la persona y el mensaje de Jesús de Nazareth, traiciones que han causado este oscurecimiento general de la figura y del mensaje de Jesús de Nazareth :



1ª La primera traición, no detectada por la mayoría de los católicos, fue convertir el CAMINO, el “modus vivendi” de Jesús en una religión (o iglesia, en la práctica da igual). La primera consecuencia que trae consigo la aparición de una nueva religión es oponerse y enfrentarse a todas las demás, incluso declararlas sacrílegas y falsas. Cada religión piensa que sólo ella es la verdadera. Y esta perversa convicción llega hasta tal punto que en ella se fundamenta la legitimidad y la moralidad de las guerras de religión. La traición llegó a tal punto que, entre Ignacio de Antioquia, Clemente de Alejandría, Ireneo, Orígenes, Cipriano, y otros, incluido Agustín, formularon aquel soberbio y arrogante axioma, “extra ecclesiam nulla salus” (“fuera de la iglesia no hay salvación”) o “no puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia como Madre”. El propio Agustín y sus discípulos condenaron a las llamas del infierno a todos los que no fuesen miembros de la iglesia de Cristo… Quiere esto decir que el “modus vivendi” o CAMINO que propone Jesús se convierte en una religión con su obligada estructura jerárquica y su rígido entramado de leyes, dogmas, normas, ritos, penas que asfixian la auténtica espiritualidad. Contra este encorsetamiento de las religiones protestó seriamente Jesús, protesta que le costó muy cara. Lentamente la nueva religión se dota de un principio absoluto de autoridad que se centra en la figura del papa que va emergiendo como Monarca Absoluto, Jefe de un Estado territorial con su Guardia Real y su ejército, Rey de Reyes, Señor de la Guerra Santa, Juez Supremo y asombrosamente nadie ve incompatible que, a la vez, el papa sea llamado Vicario de Cristo en la Tierra…Con León I (440-461) tenemos al primer papa real de la historia, el primero que se adornó con el título imperial y pagano de Summus Pontifex. ¡Qué golpetazo al Maestro Jesús y qué insostenible vergüenza! Sobre todo, ¡qué tremenda incoherencia y qué gran traición!



2ª La segunda traición, consecuencia de la anterior, fue declarar a Jesús de Nazareth “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma sustancia del Padre”. Una iglesia imperial, una iglesia que se auto declaraba iglesia única y verdadera parece que no podía tener un fundador que no fuera Dios… La misma autoridad papal llegaría a su culmen si Jesús, de quien el papa se declara Vicario, fuera Dios, más concretamente la segunda persona de la Santísima Trinidad, Dios Hijo como el Padre y el Espíritu. ¿Puede aceptarse, desde la humildad y desde la lógica, semejante atrevimiento? Fue en el Concilio de Nicea (325 d. C.) convocado por el emperador Constantino y en el de Constantinopla (381 d.C.) convocado por su hijo el emperador Teodosio, donde se declaró la divinidad de Jesús que, realmente, llegó a imponer autoritariamente el emperador Constantino con la ayuda de obispos como Alejandro y Atanasio, en contra de otros obispos como Arrio o Eusebio de Nicomedia.



El Maestro Jesús, hijo del hombre y de Dios, Profeta sincero y coherente, tan honrado y libre espiritualmente que murió eliminado por el poder religioso y político, fue convertido en Dios por la caprichosa lógica de un emperador como Constantino y la adulación de algunos obispos cortesanos. La arrogancia de aquellos hombres fue de tal calibre que se atrevieron a crear a Dios, a su imagen, semejanza e intereses de poder. Los malabarismos y piruetas teológicas que ha habido que hacer para demostrar (lógicamente sin éxito) la divinidad de Jesús de Nazareth, han hecho que la reflexión cristológica, al igual que la mariológica y la eclesiológica, hayan sido una de las causas más intensas del universal rechazo de la persona y del mensaje del Maestro Jesús. Por todo ello, también hay mucha gente indignada, porque la teología, o mejor las acrobacias teológicas de “altos vuelos”, han desfigurado el único rostro, el rostro humano y profético de Jesús de Nazareth y sobre todo, han neutralizado lo más auténtico de su mensaje, que es su contenido socio espiritual, aquel contenido revolucionario que el magisterio católico oculta y sublima. Jesús no es Dios, Jesús fue un hombre que se relacionó muy íntima, sincera y coherentemente con Dios. Por ello cayó en la cuenta de que el mundo, tan sofocado por la injusticia social y la desigualdad, tenía necesidad de lo que él llamó “el Reino de Dios” que era, precisamente el reino de la igualdad basada en el amor fraterno universal. Advirtió que ese Reino de Dios no tenía nada que ver con los reinos de este mundo, que era un Reino sin poderes, sin patrimonios, sin ejército, sin cortesanos, era un reino de hermanos. ¡Increíblemente el papado lo entendió y lo ejecutó exactamente al revés hasta el día de hoy! La pretendida divinidad de Jesús, engendrada por emperadores y obispos mundanos, no sólo complicó y oscureció la sencilla, clara y valiente figura de Jesús; sino que contaminó y confundió gravemente su mensaje.



3ª Veamos la tercera traición. Como ya dije más arriba, el papado fue la lógica consecuencia de convertir el verdadero CAMINO de Jesús en la falsa RELIGIÓN de Jesús, es decir, el catolicismo. Pero el papado, en sí mismo y por sí mismo, constituye una traición específica y definitiva a la persona del Maestro Jesús y a su revolucionario Mensaje socio espiritual. El papado es la fuente de la autoridad absoluta en la iglesia católica. No quiero cansarles contándoles la historia del surgimiento del papado. Vds. saben y, si no, pueden consultarlo en los textos de Historia de la Iglesia o Internet, que la figura del papa romano fue el resultado de gravísimas y escandalosas luchas de poder entre los obispos. En la constitución del papado romano hubo de todo lo impensable, intrigas, asesinatos, chantajes, amenazas, luchas fratricidas de poder, manipulaciones de los poderes políticos, interpretación perversa de la Biblia y del Nuevo Testamento; hubo de todo, menos el recurso al espíritu del Maestro Jesús. Recuerden la reciente imagen del Soberano Absoluto, Jefe de Estado y Summus Pontifex Benedictus XVI, feliciter regnans, situado en el balcón mayor del Palacio Apostólico Vaticano, sentado en un ampuloso trono real, vestido de Rey y de Summus Pontifex, flanqueado por sus Príncipes y por sus Pajes. Bajo sus pies, en La Plaza de San Pedro, su guardia real suiza en perfecta formación, también la guardia italiana. Muchos son los indignados cuando, varias veces cada año, contemplamos esta farsa teatral, con la consiguiente humillación pública del Maestro Jesús de Nazareth. La teología católica habla de la figura del anticristo, personaje que se presenta como enemigo total de Cristo, ya existente en el Viejo Testamento con nombres como Hombre de Pecado, La Bestia, Hijo de la Perdición… Una de las interpretaciones que aparece en la segunda carta de Juan, habla de anticristos refiriéndose a los impostores y a los que se apartan del mensaje de Jesús. En cualquier caso y desde esta interpretación, los anticristos son personas cercanas a Cristo que, aprovechando esa cercanía, realizan la traición. En mi opinión, el papado es el anticristo más inmediato que ha surgido contra Jesús de Nazareth desde el seno de su mismo grupo. Por eso, los seguidores auténticos de Jesús e, incluso los católicos moderados, necesitan con urgencia la conversión del papa al cristianismo original. Últimamente, en el Concilio Vaticano II (clausurado el 8.12.1965) hubo una tímida tentativa por parte del papa Juan XXIII como consecuencia de su observación de los signos de los tiempos. Murió pronto y su tentativa fue abortada ya en el Concilio por Pablo VI, y, luego, por Juan Pablo II y Benedicto XVI. A estos tres últimos papas ha interesado mucho el robustecimiento de la autoridad papal en la soledad de su Palacio Vaticano, lejos de contactos democráticos con los demás obispos. ¿Qué creen Vds. que significa que hayan pasado 47 años sin Concilio? ¿O qué creen Vds. que significó que entre el Concilio Vaticano I (1870) y el Vaticano II (1963) pasaran más de 90 años? Los papas no quieren Concilios, bastante susto se llevaron con el último. La táctica usada ya por Pablo VI y perfeccionada por el actual papa, es marginar la visión pastoral y socio espiritual de Jesús y apostar por la especulación teológica pura y dura y todo en el marco de grandes y solemnes convocatorias populares y populistas. Por fin, han logrado los jerarcas católicos lo que más ambicionaban: tener un papa teólogo, que es lo mismo que decir, tenemos un papa especulativo, por tanto, inmovilista y retrógrado, doblemente dificultado para convertirse al mensaje pastoral y socio espiritual de Jesús de Nazareth. La figura de un papa, cualquiera de ellos por bueno que haya sido, no es inteligible, ni intuible, ni deducible desde ninguna lectura honrada, espiritual y científica del Nuevo Testamento.



4ª Una cuarta traición es la instauración institucional de la DESIGUALDAD, dentro del propio grupo cristiano. La DESIGUALDAD es el polo contrario de la IGUALDAD. Sabemos que la DESIGUALDAD es fruto del DESAMOR, así como la IGUALDAD es el fruto del AMOR. Sabemos, por otro lado, que la DESIGUALDAD es la base teórico práctica del SISTEMA CAPITALISTA. La iglesia católica es una sociedad no democrática y, por tanto, sociedad de privilegios. El privilegio más injusto y más vergonzoso es el que tienen los hombres sobre las mujeres. Dentro de la anticristiana estructura jerárquica de la iglesia católica, las mujeres no alcanzan los cinco últimos peldaños: el diaconado (ayudantes del sacerdote), el sacerdocio (delegados episcopales con poderes espirituales), el episcopado (vireyes territoriales con máximos poderes espirituales, sometidos al papa), el cardenalato (príncipes electores, segundos en la estructura jerárquica, asesores y ministros del jefe del Estado, miembros de la Corte monárquica papal) y el papado (Monarca absoluto, Summus Pontifex, Vicario de Cristo, Jefe de Estado). Las desigualdades se expresan con absoluta clarividencia entre los propios hombres dentro de la iglesia católica. El obispo, por ejemplo, dejó de ser aquel buen pastor, coordinador de la comunidad, que era respetado por todos por su identificación con el Maestro Jesús. El obispo hoy es un monarca elegido no democráticamente, con privilegios, dignidades y tratamientos que no tienen sus hermanos. Para empezar viven en Palacios Episcopales (así les llaman…) con su personal de servicio, con sus emblemas, cetros, mitras, pectorales y anillos, todos signos de poder ¡No hablemos de los cardenales, y del papa…, ni pensemos!

A mí lo que más me aflige y, a la vez, más me indigna es el desprestigio, el desprecio y la indiferencia que ha ido sufriendo lentamente la respetable, admirable y muy amable persona del Maestro Jesús de Nazareth. Todo debido a estas desviaciones tan fundamentales, que yo no dudo en llamar traiciones. La traición cercana de Pedro y de sus cobardes primeros seguidores la noche de su detención, fue un aviso de lo que podría pasar con el correr de los siglos. Si tenemos que creer en la figura de Judas como el primer traidor cercano, ¿qué han sido y son los papas sino neutralizadores del mensaje revolucionario de Jesús, representantes groseramente incoherentes del Maestro de Nazareth y, por ello, anticristos? ¿Hay algún cristiano serio y libre, algún obispo católico con uso de su capacidad autocrítica, algún teólogo libre pensador, en definitiva, hay alguna persona psíquica y espiritualmente honesta, lector/a honrado/a del Nuevo Testamento, que crea que el “modus vivendi” de Jesús convertido en rígida religión católica; con un Dios-Jesús como fundador, nacido de María y de José en Nazareth; con un papado como piedra angular y con la desigualdad institucionalizada, tiene algo que ver con el pensamiento, el proyecto y la misión de Jesús de Nazareth?



¿Cómo es posible que haya pasado tanto, tanto tiempo sin que la comunidad católica haya reaccionado contra semejantes traiciones a la persona y al mensaje de Jesús de Nazareth? ¿Tendremos que concluir que el mensaje de Jesús de Nazareth es incomprensible a la conciencia humana? ¿Y, si no, a qué otra conclusión tendríamos que llegar? ¿Cómo es posible que de los escritos del Nuevo Testamento y de las otras fuentes que nos avalan la veracidad del hecho JESUS Y SU MENSAJE, haya surgido la estructura monárquica absoluta, el papado, las guerras santas (cruzadas, hasta la española de 1936-39, que fue la última), el tribunal asesino de la Inquisición, el posterior Santo Oficio, el divorcio de la iglesia católica con el mundo? ¿Cómo es posible que la teología de Benedictus XVI no le sirva para convertirse al verdadero cristianismo? ¿No les parece, amigos cristianos, que para convertirse al CAMINO de JESÚS hay que abandonar las ansias de poder? La jerarquía católica está muy, muy enganchada al poder de este mundo como para sentir la llamada a la conversión radical al CAMINO, al “MODUS VIVENDI” de Jesús de Nazareth. El papa necesitaría enterrar su doctorado en teología y hacer cuarenta días de contemplación y de ayuno en el desierto para encontrarse con Dios y con el Jesús del evangelio. Probablemente, el primer fruto de esa cuarentena sería quemar en una zarza todos sus atributos papales.



Es más, si la persona y el mensaje de Jesús de Nazareth, hubiera sido recibida por sus seguidores con respeto, honradez y objetividad; si los que asumieron la responsabilidad de vivir y de transmitir el CAMINO, el modus vivendi de Jesús, hubieran sido personas coherentes, sinceras, valientes y realmente santas, la humanidad no habría estado ni estaría en la intolerable situación de pobreza, de hambre, de sufrimiento y de violencia. ¿Cómo pudo ser fiel transmisor de Jesús un Julio II, el papa guerrero, así llamado por su frenética actividad política y militar? Y, ¿cómo puede transmitir con fidelidad el mensaje de Jesús un cardenal Rouco Varela, invisible afiliado al PP? ¿Recuerdan el papa, los cardenales, los obispos y los sacerdotes lo que decían los llamados “padres” de los primeros siglos del cristianismo referente a las desigualdades económicas entre los seres humanos? Y si lo recuerdan, ¿cómo es que nunca lo transmiten como consecuencia evidente del mensaje de Jesús de Nazareth? Voy a recordar algunos textos patrísticos porque estoy seguro de que la mayoría de los lectores nunca los ha oído. Juan Crisóstomo (PG 62,562-563) escribió: Dime, ¿de dónde te viene a ti ser rico?, ¿de quién recibiste la riqueza?; y ése ¿de quién la recibió? Del abuelo, dirás, del padre. ¿Y podrás, subiendo el árbol genealógico, demostrar la justicia de aquella posesión? Seguro que no podrás, sino que necesariamente su principio y su raíz han salido de la injusticia. No digas: gasto de lo mío, disfruto de lo mío. En realidad no es de lo tuyo sino de lo ajeno”. Jerónimo (PL, 22, 984) afirmó: El rico o es injusto o es heredero de un injusto. Basilio el Grande (PG,31,277) dijo: Del hambriento es el pan que tu retienes; del desnudo es el abrigo que tienes guardado en tu armario; del descalzo es el calzado que se pudre en tu poder; del necesitado es el dinero que tienes enterrado. Ambrosio (PL, 14,747; 15,1303) afirmó: No le regalas al pobre una parte de lo tuyo, sino que le devuelves algo de lo que es suyo... Dios quiso que esta tierra fuese común posesión de todos los hombres y a todos les ofreció sus productos, pero la avaricia repartió los derechos de posesión.



Son sólo algunos ejemplos y para el buen entendedor pocas palabras bastan. Esto no lo escribieron los anarquistas, ni los comunistas, ni los marxistas leninistas. ¡Esto lo escribieron los padres de la iglesia, cuando todavía la traición no había adormecido todas las conciencias, aunque ya había empezado a roerlas…!



Se equivoca quien diagnostica la actual situación internacional como crisis económica y financiera. Se equivocan, pues, en mi opinión, la Merckel, el Sarkozy, el Monti, el Cameron, el Rajoy… Lo económico y financiero no es más que un síntoma agudo de la enfermedad, es decir, del síndrome de fondo que es la crisis de injusticia y desigualdad social. ¿No nos damos cuenta que Jesús de Nazareth nació, vivió y murió en una sociedad de enormes desigualdades y, por tanto, de flagrante injusticia social? ¿Qué valor tenía la mujer frente al hombre, el pobre frente al rico, el plebeyo frente al cortesano, el pagano frente al judío, el enfermo frente al sano? ¿No es cierto que fue esta tremenda injusticia social contra la que Jesús proclamó la hermandad de todos los seres humanos bajo la paternidad de un único Dios? ¿No es cierto que el Maestro Jesús propuso el amor a Dios y al prójimo como a sí mismo para acabar con el pecado de la DESIGUALDAD y, por tanto, de la INJUSTICIA SOCIAL? ¿No es cierto que se multiplicarían los panes hasta dar de comer satisfactoriamente a todos los niños del mundo si los que tienen más de lo necesario para vivir bien, renunciaran a lo que les sobra que, precisamente por eso, no es suyo? Los cristianos ni han transmitido el auténtico mensaje de Jesús, ni lo han encarnado en sus personas. Hay que ser claros y honestos, hay excepciones honrosas que son esas personas que forman los llamados “cristianos de base”, como si tuviera que haber “cristianos de cúpula”…, o a lo peor sí; pero el resultado general es ampliamente negativo. Los seguidores de Jesús han hecho fracasar rotundamente el proyecto de Jesús, han traicionado a su Maestro. Ni los considerados grandes personajes de la iglesia católica como Francisco de Asís, Clara de Asís, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Teresa de Jesús, Juan de Dios, Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta y muchos otros han logrado, algunos por desgracia ni lo soñaron, la conversión de la iglesia católica y su papado al CAMINO original del Maestro Jesús de Nazareth. ¡Que extraño y curioso que a ningún santo se le haya ocurrido exigir al papado la conversión al cristianismo original! Probablemente por eso fueron declarados santos por los papas, por su obediencia ciega al Summus Pontifex.



Cuando los banqueros usureros y los políticos corruptos siguen siendo dirigidos espiritualmente por padres espirituales católicos, tipo Miseñor Martínez Camino, no hay nada extraño en que los templos católicos se llenen, por una parte de corruptos y, por otra parte, de víctimas de la corrupción comiendo del mismo pan y bebiendo del mismo vino y dándose, quizás, hasta un chirriante “osculum pacis”.



Quiero concluir rompiendo una lanza por el que considero el Maestro de Vida más claro, más honrado, más pacífico y más valiente que ha existido, Jesús de Nazareth. Aquel hijo de Dios, aquel hermano nuestro, aquel Profeta, aquel Maestro necesita una justa reparación por parte de los que se declararon y se declaran sus seguidores. No es justo ni favorable a la humanidad que el PROYECTO SOCIOESPIRITUAL de Jesús de Nazareth haya quedado invalidado por los impostores de siempre: DUEÑOS DEL DINERO, DUEÑOS DEL PODER RELIGIOSO Y DUEÑOS DEL PODER POLÍTICO. Ahora estamos en un momento propicio, porque esta gran crisis que nos sofoca a todos, indica de manera muy clara que se trata de una crisis de injusticia social y de desigualdad esencial. La ruina económica y financiera con la terrible añadidura del insoportable desempleo y la insostenible pobreza, no es más que un doloroso síntoma del maligno cáncer que afecta a toda la humanidad: la injusticia social y la desigualdad esencial, de la que el SISTEMA CAPITALISTA es su gran consecuencia y su gran valedor. Que yo sepa no hay antídoto mejor para esta gran enfermedad que el proyecto socio espiritual de Jesús de Nazareth, ese que políticos, financieros y jerarcas religiosos ignoran y esconden. Dicen que en 2014 el mundo empezará a recuperar su bienestar; pero si para el año 2014 las bases del SISTEMA CAPITALISTA siguieran siendo las mismas, si no hubiera una auténtica conversión a la justicia social y a la igualdad esencial, el cáncer metastásico que padecemos mantendrá latente su virulencia, aunque tengamos un momentáneo alivio después de ilusorias sesiones de inaguantable quimioterapia…



Jesús y su Proyecto socio espiritual siguen ahí por si las mujeres y los hombres de esta sociedad quisieran conocerlo sin contaminaciones y, quizás, aplicarlo para conseguir un mundo mejor. El que tenga oídos para oír que oiga, dijo Jesús de Nazareth. Entre tanto, el papado y la jerarquía católica siguen haciendo oídos sordos y, ya saben, no hay peor sordo que quien no quiere oir.

jueves, 5 de enero de 2012

OBITUARIO (SERGIO CORREA HERNÁNDEZ)

La víspera de Navidad de 2011, a primera hora de la mañana, Sergio Correa Hernández, humorista, folklorista grancanario y cofundador de la Orden del Cachorro Canario, se fue a celebrar la Noche Buena a otro lugar, seguramente al mejor. Justo cuatro días antes, había bajado de su casa de La Solana de Utiaca  hasta la Plaza de Santo Domingo, acompañado por su maravillosa mujer Margot García, donde le esperaban “cienes” de compañeros y amigos en la Casa de la Orden del Cachorro Canario, en su casa. Y es que Sergio Correa, entre otras cosas, fue uno de los principales y más fieles fundadores de la Orden del Cachorro Canario aquel 24 de abril de 1991.
Si la fe en las ideas y la perseverancia en los objetivos, son dos criterios, entre otros, con los que se mide la valía de las personas, Sergio Correa se mereció el Cachorro de Honor que el Presidente José A. Cabrera le impuso el lunes 19 de diciembre, precisamente por la perseverancia en su estilo de vida y por acompañar con alegría a la Asociación durante estos 20 años, tanto en las épocas de bonanza como en las de tormenta. Hay veces que mirar al fundador de una Institución provoca seguridad, otras veces hay fundadores que provocan temblor. Sergio Correa era fundador que provocaba seguridad y esperanza.
Varias veces le oí quejarse, dolorido, de algunos de sus compañeros fundadores “que en época de vacas flacas, se enamoran de las ubres de otras cabras” (sic). En fin, esto cabreaba mucho a Sergio Correa.
El lunes 19 todos sabíamos, él y su mujer antes que nadie, que estábamos haciendo una Despedida, aunque le llamáramos Homenaje y Concesión del Cachorro de Honor.
Sergio Correa Hernández fue un gran hombre. Esto no puede decirse de todos nosotros De algunos no se dirá nunca, porque no se lo merecen De otros, y esta es la ventaja de la muerte de un gran hombre, se podrá decir si aprenden la tremenda lección que ese gran hombre deja tras sí. Siempre se supo que la muerte de un gran hombre o la de una gran mujer, es una oportunidad de oro para que los dormidos se despierten, los corruptos se sanen y los inmerecidos comiencen a merecer.
Se enrabietaba cuando le era necesario, pero Sergio siempre fue un hombre de una rara nobleza de alma, de una más rara conciencia de la justicia y de una más rara aún conciencia de la amistad. Sergio siempre se sintió en su salsa ante los amigos sinceros, que no son todos los que se lo creen; sino los que él elegía en el secreto de su corazón, amigos como Juan Santana, Pepe Cabrera, Juan G. Valerón, Macame Pérez; pero siempre lo vi “nervioso” ante la gente cínica y crispante. Y después siempre se quejaba de no haber reventado ante esos pseudo amigos… Sergio Correa fue un hombre controlado y profundamente respetuoso en su desbordante simpatía, que irrumpía con sus chistes en el corro de unos amigos, creando un ambiente afectivo social envidiable. Sergio fue un hombre de quien admiré su sencillez, su transparencia, su humor siempre arriba y su cálida forma de abrazar y de besar a la gente que quería, lo cual dice mucho de un ser humano, especialmente  si es hombre.
Sergio se despidió de sus compañeros y amigos en la Orden del Cachorro Canario. Cuando el Presidente José A. Cabrera, íntimo amigo suyo y también cofundador de la Orden del Cachorro Canario, le pidió si quería decir algo, entonces, ante el asombro de todos se descolgó con un chiste, con el que anunciaba su inminente ida:
“Había un hombre muy malito en cama, muriéndose. De repente empezó a sentir un olor exquisito, maravilloso. Y el hombre se puso a oler moviendo las narices con la intención de descubrir de dónde venía ese olor tan excitante. Tan intenso fue ese olor que el hombre, como pudo, se bajó de la cama y a cuatro patas fue husmeando como un perrito para conseguir saber de donde venía el olor. Por fin, vio que venía de la cocina, donde su mujer estaba trajiniando. Entró gateando en ella y vio una bandeja de empanadillas recién hechas y humeantes en la mesa. Se acercó y, siguiendo a cuatro patas, elevó la mano y cogió una empanadilla. Al instante se oyó el golpe sobre su mano de una espumadera y su mujer que gritó ¡QUIETO, QUE ESAS SON PARA EL VELATORIO!
Ese era el gran hombre Sergio Correa Hernández, envidiado por los hombres chicos, que se fue calladito la víspera de Navidad, contento y seguro. ¡Gracias y enhorabuena, Sergio, por haberte ido tan bien, quiero decir, en la mejor fecha, en los brazos de Margot, en ese lugar tan maravilloso que es La Solana de Utiaca, con tu Cachorro de Honor puesto y con el amor de tantos amigos que saltaron de emoción cuando se enteraron de tu muerte.
Volveremos a contactar más pronto que tarde ¡Hasta siempre amigo del alma!

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

Quizás en este año 2012 necesitemos, más que nunca, que se cumpla aquel dicho tan popular año nuevo, vida nueva. Nos avisan de todos lados que este año viene envenenado: dicen que traerá más paro y más pobreza, más sufrimiento; dicen que traerá más injusticia, más desigualdad y, por tanto, más rabia acumulada y más desesperación; dicen que traerá menos salud y menos educación públicas; en definitiva, dicen que 2012 será peor que 2011. Sin embargo, una lucecita me parece entrever, una llamita que aviva la esperanza de una gran hoguera. Me refiero a que cada vez parece haber más gente que se une en un diagnóstico consensuado y distinto de la crisis. Está costando mucho llegar a un certero diagnóstico consensuado universalmente, porque desde hace siglos y hasta el presente, los diagnosticadores de la sociedad han sido los banqueros y los políticos, para quienes no existe otra enfermedad que la económico-financiera. Todavía causa pena el recuerdo de aquel esperpéntico debate parlamentario en el que Zapatero negaba la enfermedad económico-financiera y Rajoy la afirmaba. Ambos haciendo gala de su torpeza, superficialidad y parcialidad, confundían el síntoma con el síndrome, mirando con imbecilidad política al dedo, cuando se les señalaba la luna. Los políticos y los banqueros siguen diagnosticando la situación como crisis económico-financiera. Es como si un neumólogo diagnosticara una enfermedad pulmonar como tos y prescribiera un antitúsico, pero no captara la neumonía de fondo, que es la causa de la tos. El Gobierno Rajoy accede al poder con el mismo diagnóstico que tenía en la Oposición: la crisis es económico-financiera. Seguimos en manos de torpes y falsos diagnosticadores. Sin embargo, observo que cada vez hay más gente que concuerda en el diagnóstico de crisis de injusticia social o crisis de desigualdad social. Esta es la lucecita o pequeñísima llama que observo, aunque aún muy a lo lejos. Los síntomas y los signos son aquellos fenómenos superficiales, subjetivos y objetivos, que nos conducen a un certero diagnóstico de profundidad, nos llevan al descubrimiento de un síndrome. En la crítica situación social actual se observan síntomas y signos muy claros. El nivel de pobreza, de indigencia, de gente sin techo ha aumentado alarmantemente. Coincidentemente ha aumentado, hasta más de cinco millones, el número de desempleados. Son muchos cientos de miles las personas que se han quedado sin hogar al no poder pagar sus hipotecas. Son muchos miles de jóvenes que han tenido que recular en sus proyectos académico-laborales por ruina económica. Las filas de familias en busca de comida en las Organizaciones Sociales se hacen insostenibles. Pero también se observa un síntoma-signo muy positivo: se trata del aumento de la solidaridad social. Cada vez aparece más gente solidaria, capaces de compartir su pan y de salir en busca de los más necesitados. Agarrándonos a todos estos síntomas y signos, llegamos a un diagnóstico de fondo: hay un síndrome de injusticia social o desigualdad social. Esto quiere decir que la humanidad no está radicalmente convencida de la absoluta igualdad de todos los seres humanos, en su inconsciente colectivo la humanidad cree en la desigualdad y en lo correcto de la injusticia social. La ciencia se ha cansado de decir que recursos y dinero hay para todos. La cuestión es que el reparto se hace desde el síndrome de la injusticia social o de la desigualdad, que, desde el inconsciente colectivo, trae enferma a toda la humanidad, sin posibilidad de curarse, mientras políticos y banqueros sigan creyendo que la enfermedad es la tos de la recesión económica, y anden como locos buscando fórmulas magistrales para un buen antitúsico. Pocos caen en la cuenta de que estamos enfermos de un cáncer muy maligno: la injusta desigualdad. ¡Pero, gracias a Dios, cada vez hay más gente que quiere superarlo!