jueves, 25 de febrero de 2010

¡AZNAR LÓPEZ QUIERE VOLVER!

Lo que me dispongo a escribir sé que es un duro análisis personal de los comportamientos -no de la persona- de José María Aznar López, ex Presidente del Gobierno español (1996-2004). No ofendo ni falto al respeto, porque no pretendo hacerlo; pero sí intento poner límites, con todas mis fuerzas, a la irresponsable malcriadez de la que nuestro ex Presidente hace gala, fuera y dentro de España. ¡Ese es mi derecho y siento ser tan duro al ejercerlo!


Desde hace algún tiempo, el expresidente Aznar López es objeto de comentarios variopintos. Sus intervenciones verbales y gesticulares fuera y dentro de España, nos obligan a un permanente parlamento cívico y callejero. La ciudadanía, los medios de comunicación escritos y audio-visuales se preguntan en estos días ¿quién es el verdadero Aznar?, ¿cambió Aznar desde que en 1990 se hizo cargo del PP hasta 2004, en que se retiró de la vida política activa?, ¿por qué el ex portavoz de Aznar, Miguel Ángel Rodriguez, ante el que, desgraciadamente, siento vergüenza ajena, ha escrito un libro sobre su ex jefe, donde se observa una asombrosa, pero sutil dinámica de amor-odio del súbdito hacia el superior?

En mi opinión, Aznar López lleva mucho tiempo queriendo volver a la política activa, es más, creo que el ex Presidente siente un intenso deseo, disimulado con poca eficacia, de que sus idólatras del PP le llamen ya y de una vez a salvar al desunido PP y a la empobrecida España… Cuando, en alguna ocasión, ha dicho que él no tiene pensamiento alguno de regresar al poder político, opino que no decía su verdad, porque tanto su creciente complejo napoleónico, como sus irrespetuosas y traicioneras arengas, como su propio lenguaje corporal, expresan exactamente lo contrario. El propio y esperpéntico Miguel Ángel Rodriguez, sostiene que su jefe está siendo perseguido, porque hay miedo de que si Aznar López volviera, ganaría las próximas elecciones. Es decir, para este duende del análisis político, no es Rodriguez Zapatero el que es perseguido y machacado sin límites; sino el pobre Aznar López, ¡manda yemas! Claro que este napoleoncito castellano sabe que no le será fácil escalar la escarpada ladera del poder. Ni el despacho de Génova ni el de la Moncloa los tiene tan a tiro, como tuvo el primero en 1990 y el segundo seis años después. Hoy, son unas y unos cuantos los que ambicionan esas mullidas poltronas y que ya no extienden sus capas y chaquetas al paso de Aznar López. Es cierto que este ultra conservador castellano, amigo para untar de los conservadores más poderosos que él, ha dejado una corriente de anti pensamiento político, filosófico y económico, que algunos han bautizado como aznarismo. Es en este movimiento nacional y en su querida FAES, donde Aznar López ha invertido el capital de su esperanza napoleónica. Por cierto, la actual FAES se diferencia sólo en la vocal A del antiguo FES (Frente de Estudiantes Sindicalistas) de los años setenta, que fue el embrión de Falange Española Independiente y en la que Aznar López consumió parte de su juventud.

Alguien se preguntará, quizás, que por qué añado siempre el segundo apellido López a su primer apellido Aznar. Pues lo hago, porque probablemente el exceso de identificación de Aznar con modelos quijotescos masculinos, muy propios de su Castilla natal, está en la base de ese complejo napoleónico que lo está envolviendo, a una velocidad superior a la esperada. El complejo napoleónico, descrito por el psicoanalista Alfred Adler, consiste en esa tendencia a compensar su frustración, con la arrogancia y la soberbia, de los que se sienten con baja estatura. Para padecer un complejo napoleónico, basta con tener 1.70 mts de altura, cuando en realidad se desean tener, por lo menos, 1.80, como le pasó a Napoleón o a Hitler. Por eso, una compensación de humildad, de realismo y de simpatía, proveniente de la feminidad materna encerrada en su segundo apellido, López, le vendría muy bien al ex Presidente. Estoy seguro de que si José María tirara más del López y no tanto del Aznar, su humor y su inteligencia subirían algunos enteros, por eso creo que Aznar López es más equilibrado que Aznar a secas.

El gesto de malcriadez arrogante y de soberbio descontrol que realizó Aznar López en la Universidad de Oviedo, fruto de un brote de aznarosis, fue sólo la punta del iceberg. Aznar creyó que, en una Universidad de prestigio y siendo también él prestigioso conferenciante, la respuesta mejor al díscolo alumnado era exhibirse en fálica erección digitalizada, con la guarnición verbal de “no podéis vivir sin mí”, ¡qué parecido tan untuoso con aquellas seráficas frases de su tocayo, el Marqués de Peralta, hoy santificado como san José María Escrivá! Cuando Rajoy y todos los peperos unidos, excusan a su ex jefe por su reiterada malcriadez, verdaderamente da pena de que haya personas tan alienadas, tan atragantadas con sus jefes para poder trepar.

Digo que la erección digital de Aznar López en Oviedo, fue sólo la punta del iceberg. De hecho, Aznar López, que seguramente es un hombre educado, viene portándose como un malcriado, como un arrogante traidor a su patria y como un lengua inquieta, desde hace mucho tiempo. Este hombre ha hecho el ridículo como ex Presidente de España hasta decir basta y el PP entero lo sabe. ¿Es que no hay nadie en el PP encargado de cuidar la imagen pública de sus líderes? ¿No hay nadie que le explique lo que es el complejo napoleónico, que cada vez lo devora más sin que aflore a su conciencia?

Pero, lo peor es que la tormenta interna que inunda la personalidad de Aznar López, es la que ha transmitido al PP que él salvó y organizó hace casi veinte años. Personas como Rajoy, de Cospedal, Sáenz de Santa María, Pons, Montoro, García Escudero, Esperanza Aguirre, Trillo… actúan en política con la razón secuestrada por sus emociones, emociones de rencor, odio y venganza, desde que perdieron el poder en marzo de 2004. El mal humor, la tensa acritud facial, la sarcástica ironía, la negación obsesiva, las preguntas sádico-capciosas, la arrogancia visual, los discursos estereotipados y repetitivos son los síntomas que igualan entre sí a los actuales sucesores de Aznar López y que llevan seis años negándole a España la necesaria oposición parlamentaria.

En mi apreciación, nunca ha habido, después del franquismo, ningún partido que haya hecho tanto daño a España, a su paz social, a su dignidad democrática y parlamentaria, a su imagen en el concierto de las naciones, como el PP de Aznar López y ahora el de Mariano Rajoy. Los consejos mefistofélicos que en su momento dieron a la FAES los expertos norteamericanos consultados, están dando un diabólico resultado. Si quieren ganar las elecciones –aconsejaron los expertos de George W.Bush- cojan al Presidente del Gobierno español como chivo expiatorio para todo. Machaquen, calumnien, ridiculicen, culpen a Zapatero sin tregua; díganle NO a todo, háganle responsable hasta de las borrascas, de los secuestros de españoles, pero también de su liberación, díganle que él es el único culpable de la crisis global y cuando se salga de la crisis, cúlpenlo de haber entrado y de no haberles sacado al día siguiente. Sobre todo, no le alaben nunca por nada, no lo feliciten nunca por nada. Pasen esta consigna a todos los miembros del PP, actúen todos con el mismo discurso invariable y siéntense a esperar buenos resultados, porque la descarga permanente contra un chivo expiatorio, inocula violencia en los espectadores, que acaban, también ellos, tirando piedras contra el chivo hasta matarlo.

Esta forma rastrera y muy peligrosa de hacer política es la que Aznar López transmitió a su PP, cuando se alejó del poder con el convencimiento de que, sin él, “nulla est salus” y, por tanto, con el inconfesable y napoleónico deseo de golver, golver, golver… En fin, que este huevo quiere sal y a mí no me gustan esos huevos.