sábado, 22 de septiembre de 2012

¡ MEJOR ME SALTO A SORIA !


En un principio yo quería escribir una carta abierta al Ministro Soria, para volver a insistir en la absoluta y torpe inconveniencia de realizar las prospecciones petrolíferas a sesenta y cinco kms. de las costas canarias. Pero, siendo honrado y con todo respeto, compruebo que nuestro paisano está obsesionado y emperrado en hacer esas prospecciones, apoyándose en una serie de sin razones, que él las cree razones y así las transmite, ante la vergüenza y la indignación de científicos independientes y éticos y de todos sus paisanos que han superado la conciencia individualista y amoral. Sólo la gente con conciencia socio-ecológica, con una visión racional y ética de la  economía y con sentido común de futuro, entiende y acepta las razones poderosas con las que se rechazan de plano esas prospecciones petrolíferas. Sinceramente, no creo que el Sr. Soria se haya asomado a este tipo de conciencia, por ello me lo salto y, no encontrando en el equipo ministerial a alguien mejor, me dirijo a su Presidente Sr. Rajoy.

A partir de la Revolución Industrial, los empresarios, banqueros y políticos optaron por la energía obtenida a base de quemar combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas). Concretamente el carbón fue sustituyendo a la leña como combustible y ya en las primeras décadas del pasado siglo, aparece el que fue llamado “oro negro”. En la actualidad también se utiliza masivamente  el gas. Hay que reconocer, con ecologistas como Juan López Uralde, que “aquellos fueron los primeros pasos de una transformación que abriría camino, a finales del s.XIX, a la energía eléctrica, otro de los elementos clave en el desarrollo de nuestra sociedad. Ciertamente, aquella revolución supuso un impulso creador que redundó en una mayor generación de riqueza”. Este dato es reconocido, Sr. Rajoy, incluso por Green Peace y el conjunto de ecologistas del mundo.
Pero ahora, Sr. Presidente, estamos ante otra revolución, la revolución  social y ecológica del s.XXI., que Vd. y su ministro ignoran, igual que el Sr. Zapatero ignoró la crisis global. Se lo voy a explicar con toda claridad, para que Vd. se lo transmita, picadito, menudito, a su ministro Soria, porque yo ya me lo salté. Si siempre estuvimos anclados en el ciclo de la combustión de la madera, si después pasamos al ciclo de los combustibles fósiles, hoy se impone, ¡nos lo impone el planeta Tierra!, pasar al ciclo de la energía limpia y renovable, abandonando los dos ciclos anteriores por muy útiles que hayan sido en su momento.

 El sofisma que el Sr. Soria confunde con una poderosa razón es que la tecnología moderna puede hoy garantizar que la seguridad de esas prospecciones y extracciones, en cuanto a posibles vertidos tóxicos al mar y a las playas, es absoluta de todas todas. Pero es que ese no es el problema, por lo menos el problema number one. El verdadero y gravísimo problema es que el planeta Tierra ya no soporta más las cada vez mayores emisiones tóxicas en el medio ambiente, provenientes del uso masivo de los combustibles fósiles y sus incontables derivados. La Tierra se asfixia y se recalienta sin parar y lo manifiesta con la cruel e indiscutible realidad del cambio climático, cuyos efectos devastadores y mortales ya están aquí, pero que tocarán, sobre todo, a nuestros nietos que, por cierto, al Sr. Soria y a los buitres petroleros, parece no importarles ni los suyos, dado su nivel narcisista y recortado de conciencia. Esta evidencia también la negó Vd., Sr.Rajoy, porque se lo había dicho su primo. El coche que se desplaza con energía proveniente del petróleo, se ha convertido en el peor azote contra la salud humana. Pero, mientras que los políticos hacen el paripé de luchar contra el tabaco, pocos se atreven a reconvertir la industria del automóvil hacia el uso de energías no contaminantes y conseguidas de fuentes de energía  en origen limpia. En Barcelona, que tiene un nivel de contaminación ambiental muy por encima del permitido por la OMS, es causa directa de la muerte de 3.500 enfermos de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, cada año. Sr. Rajoy, aunque el ministro Soria jure y perjure que la seguridad en cuanto a la posibilidad de vertidos tóxicos es total y absoluta, recuérdele dos cosas: la primera es que hay muchos ejemplos recientes en los que no fue así y la segunda y decisiva, es que se trata de un cambio de ciclo a las energías limpias porque en ello nos va la supervivencia de la Tierra y  la nuestra en ella. No puede ser que haya alguien que no vea, con la más deslumbrante evidencia, este argumento que el propio Planeta nos ofrece a nuestra simple y desinteresada constatación. ¿Me explico Sr. Rajoy? ¡Se trata de una Revolución que implica necesariamente un cambio de ciclo! Los anteriores ciclos tuvieron su momento; pero ya se han vuelto dañinos y absolutamente contrarios a la salud de la Tierra y de la nuestra! ¿Es que no lo ven?

Sabemos que, desgraciadamente, no podemos abandonar en un día el ciclo de los combustibles fósiles, pero es fácil entender que hay que empezar a no fomentarlos y a sustituirlos por el ciclo de la energía limpia, lo antes posible. Ya no nos queda mucho tiempo para que la asfixia de la Tierra y la nuestra sean irreversibles. Por ejemplo, sabiendo lo que hoy sabemos ¿cómo es que no hemos sustituido, desde hace años, el coche contaminador, por el coche eléctrico basado en energías limpias y renovables?

Sr. Rajoy, sea consciente, responsable y solidario con la humanidad y con la Tierra y que una meta fundamental de su Gobierno sea apostar decididamente y de forma responsable y valiente por el ciclo de energías limpias y renovables. Explíqueselo a su ministro Soria, él hará lo indecible por agradarle. También sé que los buitres petroleros de los cinco continentes, los banqueros y los políticos sumisos e indignos, tan vergonzosamente exculpados por el sociólogo Amando de Miguel en su caída libre hacia la extrema derecha, pondrán el grito en el cielo y sacarán todas sus armas para aplastar esta revolución del s.XXI, exigida por la Tierra. De todas formas, que vayan preparándose porque no hay arma más eficaz que la conciencia ética, social y ecológica que los pueblos de la Tierra están adquiriendo a ritmo lento, pero seguro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario