jueves, 2 de febrero de 2012

LA MEMORIA COMPLETA

Vengo observando, desde hace tiempo, que cuando en España se hace memoria histórica, esa memoria no es completa, por lo menos no se expresa de manera completa. Recientemente, a propósito de la muerte del Sr. Fraga Iribarne (qepd) ha sucedido lo mismo: hemos refrescado la memoria, pero no de forma completa. Se ha recordado que el fundador de la derecha española fue ministro de Francisco Franco y, por cierto, un ministro muy valorado por él porque estaba intensamente identificado con su caudillo y con su movimiento nacional. Su mano dura, durísima y hasta injustamente cruel complacía especialmente a Franco. Y, ¿quién fue Franco, de quien el Sr. Fraga fue ministro? Se le recuerda en el consciente colectivo con varias nominaciones: Caudillo por la gracia de Dios, Generalísimo de los Ejércitos, Jefe de Estado, Jefe nacional del movimiento, Dictador. Algunos obispos de la época y el incipiente Opus del marqués Escrivá de Balaguer mostraron groseramente su espíritu anticristiano llamándolo a él, cruzado católico y a la guerra civil por él mandada, cruzada.

Sin embargo, el título fundamental, la nominación elemental y primera por la que Francisco Franco Bahamonde debe entrar en la memoria colectiva universal, es la de golpista y genocida. El militar que, traicionando a la autoridad establecida democrática y constitucionalmente e incumpliendo sus juramentos como militar, declaró una guerra al Gobierno y al Pueblo español, es un delincuente golpista. Franco, primero fue golpista y genocida y murió siéndolo porque nunca se arrepintió ni dimitió, después y, gracias al traidor, ilegal e inmoral golpe de Estado y a su más que cruel guerra civil, fue también caudillo, generalísimo, cruzado católico, dictador y usurpó durante casi 40 años la jefatura del Estado español. La memoria no es completa ni veraz si no recordamos que Francisco Franco durante los cuarenta años de su vida pública en España fue un ilegal y antidemocrático jefe de Estado por golpista y genocida. Y nada de lo que realizó, ni lo malo que fue mucho ni lo bueno que también hizo, anula su crónica e histórica condición de golpista y de genocida. No puedo callar, porque si no la memoria seguiría siendo incompleta, que la iglesia católica celebró con bendiciones sin fin el golpe de Estado de Franco, al que enseguida bautizó anticristiana y sacrílegamente como cruzada. Muchos de los actuales obispos españoles, empezando por Rouco Varela, siguen venerando a Francisco Franco como el cruzado católico.

Resulta sorprendente que la derecha española del Sr. Fraga Iribarne y de los Sres. Aznar y Rajoy no hagan mención de esta trascendental realidad de nuestra historia reciente, es decir, que Francisco Franco Bahamonde ante todo, sobre todo y en primer lugar fue un golpista y genocida, después, si quieren, que lo llamen jefe de Estado, pero ya sabremos todos de quién y de qué hablamos y tendremos todos la misma memoria y, además, completa. Por eso es tan demencial, tan quijotesco y tan typical spanish que el juez Baltasar Garzón esté en el banquillo por intentar esclarecer los crímenes de aquel golpista y genocida, que durante casi cuarenta años y, viviendo como un sultán, usurpó la jefatura del Estado español, atreviéndose también a nombrar a su sucesor, que es el único baldón que tiene el Rey Juan Carlos. Con Franco golpista y genocida, ¿no se entiende mejor el pánico de la derecha a la memoria histórica completa?

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