lunes, 12 de abril de 2010

PROGRESO E IDENTIDAD

A finales de 1998, la entonces Presidenta del Cabildo de Gran Canaria, María Eugenia Márquez y el Presidente de los empresarios, Alberto Cabré, tuvieron un interesante debate ideológico, aparecido en los medios de comunicación. El Presidente de los empresarios planteaba la necesidad de no frenar y, en todo caso, fomentar el progreso económico de Canarias, refiriéndose más concretamente al sector terciario con el turismo y la construcción. La Presidenta del Cabildo respondía que progresar no podía hacerse a costa de la destrucción territorial de nuestra tierra y que había que tener en cuenta nuestro territorio y los demás signos de nuestra identidad canaria. Este interesantísimo diálogo público entre la política y el empresario, sirvió para que la Orden del Cachorro Canario decidiera convocar un primer congreso autonómico con el fin de que la sociedad civil canaria reflexionara, dialogara y concluyera sobre la necesaria relación de compatibilidad entre progreso e identidad canaria. Aquel primer congreso autonómico sobre progreso e identidad canaria, se celebró, con gran éxito de contenido y de público, en noviembre de 2000 en INFECAR bajo la sigla PIC 2000. La propia Presidenta Márquez quiso que el Cabildo publicara las cuatro ponencias, las cincuenta comunicaciones de todas las islas y las once conclusiones en un sustancioso volumen, que fue abundantemente repartido a la sociedad civil, política y empresarial. En aquellos debates congresuales se insistió en que el progreso, el verdadero progreso, no es sólo económico. Se definió que hay un único progreso auténtico que es el “progreso integral”, donde la economía ocupa su lugar junto a los valores de la educación, del bienestar individual y social, de la convivencia en respeto y en libertad, de la cultura local y universal, de la visión solidaria y espiritual. Precisamente por no haber buscado y fomentado este “progreso integral”; sino el “desarrollismo económico”, hemos encallado en la ciénaga de esta imponente crisis global. La obsesividad económico-financiera, que pierde de vista la visión panorámica del “progreso integral”, es el criadero de políticos corruptos, de banqueros usureros y de empresarios explotadores. Por eso, no podemos evaluar esta magna crisis con conciencia recortada o con mirada cicatera. La crisis económico-financiera es nada más que la punta visible del iceberg y sólo los que margullan con honradez y valentía son capaces de observar la inmensa profundidad de este crack mundial. La Orden del Cachorro Canario organizará para noviembre, en Lanzarote, el segundo congreso autonómico sobre Progreso e Identidad Canaria (PIC 2010). Su objetivo es que volvamos a reflexionar sobre el sentido y la finalidad del progreso en Canarias y, a la vez, ver cómo nuestros signos de identidad cultural se armonizan con ese progreso auténtico, el “progreso integral”. El progreso sin enraizamiento en la propia identidad cultural es un suicidio lento, pero seguro. La identidad cultural, sin “progreso integral” es otro suicidio, quizás más rápido, pero igual de seguro. La sabiduría de nuestro pueblo se mide a la hora de conjugar armónicamente el progreso y la identidad canaria. El auténtico progreso integral no puede dejar atrás la realidad de nuestra pertenencia a la cultura canaria, el verdadero progreso no puede prescindir de nuestro folklore, en su sentido más etimológico y más profundo. Progresar sin respetar y amar el nido natal, con sus montañas, sus barrancos, su costa y sus pueblos es como intentar caminar sobre nubes. Progresar sin respetar y amar las tradiciones de los antepasados, manifestadas en la arquitectura, la pintura, la literatura, la música, la artesanía, las fiestas, los ritos y la general cultura es como empeñarse en vivir sin alma. El amor intenso e incondicional por lo nuestro y por nosotros mismos, como canarios, es garantía de gran progreso.

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