martes, 13 de marzo de 2012

DICIENDO LA VERDAD

Decir siempre la verdad sigue siendo la obsesión del Presidente Rajoy. Los españoles se enfadaron gravemente con el ex Presidente ZP por mentir y por no ser claro, ni coherente en algunas ocasiones. Pero la verdad, cuando se dice, hay que decirla completa, porque ya conocemos el dicho: una verdad a medias puede ser una gran mentira. A la verdad le pasa lo que a la memoria histórica, ambas tienen que ser completas, porque de lo contrario, la primera podría ser una mentira dolosa y la segunda un olvido culpable. Recordar que Francisco Franco fue dictador, omitiendo que primero fue golpista y genocida, es una memoria incompleta que genera un olvido culpable.


¿Cuál es la verdad que el Presidente Rajoy quiere decir a los españoles, para diferenciarse de su predecesor que, según él, fue un mentiroso? La verdad del Presidente es muy negativa y pesimista, dice el Sr. Rajoy que todo, absolutamente todo irá a peor, a mucho peor, lo más trágico de esa verdad es que el número de parados aumentará. De hecho sabemos, por Caritas y por Cruz Roja, que la pobreza, la indigencia y la desesperación familiar se disparan sin contención. Esta negra y dolorosa verdad, el Presidente del Gobierno la está diciendo muy bien dicha. Pero hay otras partes de la verdad, por lo que se refiere a esta Gran Crisis, que el Presidente Rajoy no sabe o no quiere saber. Mi intención es recordar sólo dos de estas verdades ocultas. Una primera verdad oculta es que tanto el ex Presidente ZP como el Presidente Rajoy cumplen órdenes estrictas de los líderes más autárquicos y más neoliberales de la UE, como Frau Merkel y Monsieur Sarkozy. La diferencia está en que ZP obedeció y con ello traicionó sus principios socialdemócratas, razón por la que tenía que haber dado a la sociedad internacional la lección de su dimisión y la de su gobierno, convocando elecciones anticipadas y Rajoy obedece igualmente o más, pero sin necesidad de traicionar sus principios, porque éstos coinciden con los principios que guían a los mercados y a las autarquías neoliberales europeas. Sólo sus devotos traducen como “plantar cara a la UE” aquel quijotesco gesto por el que el Presidente Rajoy movió el déficit del 4,4 % al 5,8 %, cuando, en realidad, fue un truquillo acordado con la Frau para abrillantar su triste figura de quijote. La élite económica, financiera y política de la UE pasea ahora mucho más alegremente al bracillo de Rajoy por las remozadas rutas de la España neoliberal y católica, razón ésta por la que en el paseo también se añade la purpúrea eminencia de Rouco Varela, repartiendo “cartas pastoriles” a sus hijos respondones de la HOAC y de la JOC, auxiliado por su violáceo paje, mi señor Martínez Camino.Una segunda verdad oculta, la más grave, es que Rajoy, como fiel hijo de la derecha neoliberal, no opta por la igualdad esencial de los seres humanos, en este caso de los españoles. La reforma laboral que nos ha impuesto, apoyándose en la injusta aberración de su mayoría absoluta, es un evidente y sangrante ejemplo de su rechazo y del de sus correligionarios europeos a la igualdad esencial que la comunidad humana merece y necesita urgentemente. Se ahonda con esta reforma laboral en la desigualdad entre empresarios y trabajadores, unos fortalecen su poder y otros profundizan en su impotencia. Habrá más empleos basura a muy largo plazo, pero más desigualdad entre empresarios y trabajadores. Los ricos serán, cada vez, más desiguales del resto de ciudadanos. Esta es la filosofía fundamental del sistema neoliberal, refinada refundación del capitalismo radical. Y esta es la verdad más oculta, porque es la más peligrosa y más satánica: la desigualdad esencial de los seres humanos como base del sistema neoliberal, sistema coherentemente católico; pero absolutamente anticristiano y antihumano. Esta verdad oculta es tan grave que Rajoy no se la dice ni a sí mismo.

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